viernes, 11 de julio de 2014

Los Buscadores de Tristezas

Suele existir, generación en generación, un grupo de personas a los que se les llama Buscadores de Tristezas. La gente sin dos dedos de frente se los confunde con los masoquistas, pero en realidad son personas muy distintas, es más, los Buscadores de Tristezas detestan a los masoquistas. Éstos obtienen disfrute de la tristeza y el dolor. Los Buscadores de Tristezas no obtienen disfrute alguno en sus días, sólo creen desde el fondo de su alma que el sentimiento más verdadero y digno, después de la nulidad, es la tristeza. Sostienen que la felicidad y demás abstracciones de diccionario son cosa ficticia y que para vivir en el mundo real hay que alejarse lo más posible de todo eso. "La vida sólo nos llama para ser tristes", suelen repetir y repetirse.
Así, los Buscadores de Tristezas van por las calles esperando que la pesadumbre caiga con la lluvia o desde algún edificio. La mayoría de ellos prefieren vivir solos en departamentos pequeños de cuarto piso, sin muchas cosas que observar, con una sola ventana que no deje ver más que una pared y con pasillos llenos de ecos. 
Elijen también visitar solos cafés y restaurantes. Se sientan en un rincón, piden algo al mozo, se ponen a extrañar a alguien, no suelen terminar de comer nada de lo que pidieron y se van luego de unas horas. Otros Buscadores más experimentados saben que para mayor tristeza es mejor vivir e ir a comer acompañado, pero sintiéndose solo de todas formas.
Todos leen el diario lo más que pueden. Esperan encontrar alguna noticia absurda, notablemente triste, de grito sangriento y objetivo. Por eso siempre los ves caminando con un diario bajo el brazo, aunque también siempre llevan consigo objetos de gran valor sentimental, como libros, cartas, fotos y sombreros, con intención de que un día se les pierda sin saber dónde.
Ven películas tontamente tristes, pasan solos las fiestas, trabajan por un dinero que no les alcanza, no asisten a funerales porque buscan la tristeza de no haberse despedido de nadie, escriben por costumbre y por odio, hacen largas filas de burocracia sin esperanza alguna, caminan sin levantar la mirada del suelo.
Los que llevan mucho tiempo en esto, suelen ir a bares a angustiarse bajo un copa de alcohol y conocer a alguien. Buscan a alguien que pueda quererlos y que ellos puedan querer. Llegan a quererse y después se alejan sin explicaciones, para que duela más. Sólo buscan la tristeza propia, no causarla a los demás, por eso, cuando se dan estas situaciones, se ponen más tristes aún.
A veces los Buscadores de Tristezas deciden suicidarse. Pero en secreto. Sin escándalo, ni últimas palabras. Se suicidan naturalmente, acostándose en sus camas frías, sin sombras en los ojos, respirando sus latidos cada vez más lentos y solos. El resto de los Buscadores de Tristezas sienten pena, admiración, y se entristecen mucho. Pero nadie asiste a los funerales. Y a veces nadie se acuerda del cajón o de lo que hay dentro.

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