lunes, 28 de abril de 2014

Primer acercamiento a...

El miedo...

Una noche...
- ¡¡Mamá!! ¡¡Mamá!! ¡¡¡Mamá!!!
- ¡¿Qué pasó?! ¡¿Qué pasó, Tomy?!
Lloro y me abraza.
- Fue un sueño feo, nada más. Ya pasó.
- No...
Lloro. La sangre y sus caras pálidas. Todavía las veía del otro lado de mis ojos.
- ¿Me querés contar?
- No...
- Si es algo que no querés que pase, me lo tenés que contar, así no pasa. Los sueños son celosos como los deseos, Tomy.
Se lo susurro gimoteando. No quería que mis hermanas escucharan.
- Bueno... Ya está. Andá a mi cama con papá así cambio las sábanas.

Hubo otra de esas noches...
- ¡¡Mamá!! ¡¡¡Mamá!!!

Y otra más...
- ¡¡Mamá!! ¡¡¡Mamá!!!

Y otras más...
- ¡¡¡Mamá!!! 

Y después no fue de noche. La oscuridad y el miedo escaparon de la cárcel onírica y me sentí en muchas pesadillas diurnas, todas creadas por mí. Y lloraba esperando que mi mamá me despertara y me diera un abrazo. Pero no. Ya estaba despierto. Y no había abrazos, sino doctores.
El psicólogo me preguntó si le tenía miedo a mis papás. Y al principio no entendí la pregunta. Le dije que no.
El psicólogo me preguntó si creía en Dios. Le dije que sí, pero que a veces me olvidaba de rezar a la noche, y que capaz por eso tenía sueños feos.
El psicólogo me preguntó si tenía miedo de que Dios o alguien me castigara por algo malo. Y al principio pensé en el Hombre de la Bolsa. Le dije que no.
El psicólogo me preguntó si quería a mis papás. Y no entendía por qué preguntaba esas cosas. Le dije que sí.
El psicólogo me preguntó muchas cosas. Y al final dijo: "Es miedo". Mi mamá pensó que era tierno que me preocupara por ellos. Mi papá pensó que yo era un exagerado, que no sabía qué era "el miedo de verdad". 
Un día el psicólogo dejó de preguntarme cosas y me dijo que ya habíamos terminado. Que ya estaba bien. Y yo pensé: "Estoy curado".

Hoy en noche, sigo teniendo sueños feos. Pero ya no mojo la cama. 

*Alguna verdad: No me agradan los psicólogos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario